REFLEXIONES




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Nuevas palancas para la Seguridad Privada

O ¿Quién tiene mas vectores?

 

 

Firmado por Ángel Córdoba Díaz, Presidente de Aproser
Comentado y editado por un Vigilante de Seguridad, Explosivos, Guarda Rural, Jefe, Director de Seguridad y Docente, entre otras, en sistemas de comunicaciones por el MIR.

“Los efectos de la crisis han sido devastadores para el sector, y no se le puede seguir poniendo una tirita a un cáncer.””El sector siempre ha sido lo que es, el cáncer está en algunas empresas y no en los operativos que cada día son más profesionales y están muy bien formados”

Tanto en las épocas de bonanza como en la profunda crisis que ha atravesado nuestro sector –que ha reducido las cifras de facturación a las que le definían hace una década-, la Seguridad Privada debe encontrar nuevas palancas que permitan su  recuperación a corto plazo. Eso, eso, en tiempos de bonanza que se hizo… nada de nada (no,.... miento,.... se le dijo a la administración que ejecutara políticas para la habilitación de muchos vigilantes porque no habían suficientes, lo que pasaba realmente es lo que se conoce como ley de oferta y demanda, les salían muy caros, cuantos más cantidad, mas baratos). Y ahora cuando empresas piratas quitan el beneficio a las grandes que durmieron y no lo denunciaron o pusieron remedio, el problema es de palancas y costes.

Ninguno de los vectores de crecimiento del mercado de la Seguridad Privada a nivel mundial, definidos por los analistas internacionales, son aplicables a la situación española. Descubrimos América, no suena “Spain is different”, por cierto, nombre a los analistas, es igual, ya le digo yo.  En un futuro próximo, ni España ni Europa se van a caracterizar por un crecimiento de las clases medias, ni estaremos sometidos a fenómenos de urbanización. Es más, probablemente, ocurrirá todo lo contrario. Eso no se dice, se puede pensar, pero tampoco es recomendable; si no crees que vas a ganar, seguro que no ganas. Por favor.

Son especialmente relevantes las estrategias, adoptadas a nivel empresarial –que apuesten decididamente por proyectos  que combinen de forma eficaz los medios humanos y tecnológicos, para ofrecer un servicio integrado de máxima calidad y definido de acuerdo con las auténticas necesidades de cada usuario-, las que pueden permitir avanzar en la demanda de servicios y en la necesaria y legítima rentabilidad mínima demandada por las empresas. Vemos empresas cuando deberíamos ver servicios, y ¿quién los conoce bien, incluso mejor que los propios empresarios?  Una realidad que afecta sobre todo a sectores que, como el nuestro, cuentan con una gran capacidad de generación de empleo de calidad (de calidad, si,… son los trabajadores, pero no sus salarios, que han bajado, no por decir una mentira mil veces se convierte en verdad) y en casi cualquier tramo de edad. (Tampoco es cierto, las empresas casi exclusivamente contratan a jóvenes e intentan deshacerse de los operativos de cierta edad, apoyados por las políticas de despidos a bajo coste promulgadas por los gobiernos de gran parte de Europa). Esto es, volver a hacer atractivo invertir en nuestro sector, y dejar de valorar –como está empezando a ocurrir en la actualidad- el coste de oportunidad de no hacerlo en otros sectores y/o en otros países. Analicémoslo como es debido, no hay mercado en el país porque lo están reventando las empresas piratas, impulsadas por gobiernos corruptos, ahí está el problema, no en los trabajadores, de momento.

Y para ello, el marco regulatorio adquiere una importancia decisiva. A nivel general, es necesario dotar al sector de una seguridad jurídica (en especial la referida a obligaciones tributarias), que no se vea continuamente vulnerada por la aplicación de decretos ley con un único objetivo recaudatorio, tal y como ha sido la tónica general en los últimos años. Ahí estamos casi de acuerdo, si lo recaudado fuera a donde debe, no habría tantos problemas.

A esto hay que sumarle que la regulación laboral necesita ya urgentemente, una vez superadas las posiblemente necesarias medidas de choque, establecer diferencias entre el sector industrial y los sectores intensivos en mano de obra, introduciendo además, entre otras medidas, un concepto más amplio y actual del tratamiento de la responsabilidad subsidiaria en determinados procesos administrativos y, particularmente, en los de contratación pública. No habíamos quedado que no, que éramos o queríamos ser  “casi” tecnológicas. Mire, hay una gran diferencia entre el sector industrial y el que usted mal llama “intensivo en mano de obra”, es la inversión. Hágase la siguiente pregunta ¿Cuánto ha de invertir una Industria para empezar a producir?, y ¿Cuánto una empresa de seguridad?, ya se lo digo yo, una milésima parte.

De no hacerlo así, el actual extendido sistema de adjudicaciones de servicios mediante subastas referidas solo a precio, combinado con el uso torticero de las herramientas sustitutivas del convenio colectivo estatal, seguirán propiciando el caldo de cultivo que precisa la competencia desleal para seguir extendiéndose a sus anchas por este maltratado sector. Cualquier otra medida que se quede en una mera declaración de intenciones, ya sería, a estas alturas, como ponerle una tirita a un cáncer. Si, casi de acuerdo, pero no solo ha de luchar el operativo, sino también el empresariado, ¿que ha hecho este hasta ahora?...solo, no presentarse a concursos públicos, en vez de luchar contra los piratas con todos sus recursos posibles.

Dentro del marco específico de nuestra actividad, la nueva Ley de Seguridad Privada ha asentado principios importantes, pero  consideramos que el desarrollo reglamentario es fundamental…. y ya ciertamente urgente. Precisamos un reglamento que desarrolle los nuevos servicios que podemos prestar sin que se ahonde en estrictos requisitos que limiten las posibilidades abiertas, dejando éstos para actividades de especial relevancia para la seguridad pública y la seguridad nacional, como, por ejemplo, los servicios a desarrollar en sectores estratégicos e infraestructuras críticas. Y remunerados acorde a las responsabilidades.

En resumen, necesitamos un reglamento que combata eficazmente las prácticas de competencia desleal e intrusismo, que controle eficazmente el sector dada su naturaleza complementaria con la de la Seguridad Pública, y que a la vez no merme las potencialidades de desarrollo de las empresas hacia nuevas funciones y actividades que está, y seguirá, demandando continuamente la sociedad. Hoy por hoy la sociedad que yo conozco, lo que demanda es salir de la pobreza, que llega ya a los que tienen trabajo. ¿Queremos Vigilantes indigentes? Yo no ¿y Usted?

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El sector de la seguridad privada mueve muchos millones de € al año en cualquier país, las compañías del sector no paran de tener beneficios año tras año, hay algunas que no. ¿Será que no saben gestionar el negocio?, o ¿será que se lo llevan crudo?
Sea como fuere, el caso es que estos beneficios no se ven repercutidos en absoluto en el personal de base, los Vigilantes, que al contrario, año tras año pierden poder adquisitivo.
Al margen del porqué? o el cómo?¿Qué estamos haciendo para que esto cambie?
En mi opinión y en la de otros compañeros de otros sindicatos... bien poco.
¿Qué podríamos hacer?
Está claro que si somos menos de 100.000 efectivos en activo:
"La cifra sale del propio anuario estadístico de la patronal de seguridad. El número de vigilantes privados en activo subió de los 75.628 que había en 2014 a los 78.200 de 2015, un 3,4% más. El crecimiento es moderado, pero suficiente para rebasar en agentes a la Guardia Civil. Según han confirmado fuentes del Instituto Armado a este diario, el catálogo de puestos de trabajo del cuerpo contempla una dotación de 83.220 empleados. Sin embargo, no todas las plazas están ocupadas y en esa cifra también se incluyen efectivos en la reserva. El Boletín Estadístico del Personal al Servicio de las Administraciones Públicas de este año revela que, en realidad, la Guardia Civil contaba al cierre de 2015 con apenas 75.544 funcionarios en activo. El mismo documento señala que, el 31 de diciembre de 2014, la plantilla real del Instituto Armado era de 76.596 agentes. Es decir, que mientras que el número de agentes privados de seguridad no deja de crecer, la dotación de guardias civiles está en plena contracción."

Votando a uno u otro partido político no conseguiremos cambiar el sin-rumbo de este país. Además es obvio que por estadística pura ni nos tienen ni nos tendrán en cuenta nunca como colectivo.

Dato estadístico puro, sin ánimo de ofensa en absoluto, quede claro:

Entre los votantes en España solo hay un 4 % de X-men, de unos 36.518.100 con derecho a voto son un colectivo nada despreciable de 1.460.724 votantes, habrán políticas de todos los partidos dirigidas a los X-men, garantizado.

Nosotros con un nominal como mucho de 100.000, un tanto por ciento del 0,273..., nunca lo conseguiremos por esta vía, no nos engañemos.

Soluciones posibles.

Así a bote pronto, la única solución efectiva que se nos pasa por la cabeza es el ruido, pero ruido fuerte, una huelga que afecte a infraestructuras importantes.

Recordamos aquí lo que se consiguió en escasos días, mas bien en horas en Alemania en 2015: nada menos que un 13% de incremento salarial.

A destacar el apoyo internacional recibido: ".... los trabajadores y los guardias de seguridad en huelga , que tuvieron el valor y las agallas de tomar partido por un salario justo en Alemania..."

Compañeros, es la única solución.

La huelga dirigida.